Ha llegado el verano, y con él, uno de nuestros mayores motivos de preocupación, la conservación del aceite de oliva. Desde que empezamos a comercializar aceite de oliva virgen extra, intentamos utilizar el envase más adecuado para preservar sus características organolépticas. Os aseguro que le dimos un millón de vueltas.
Nuestra opción final, conocida por todos, consistió en opacar el envase pintándolo en color negro mate. De esta manera, bloqueábamos la entrada de luz, preservando el zumo de uno de sus mayores enemigos. El acabado negro mate es elegante y luce estupendamente en una botella de aceite de oliva. ¡Solucionamos el problema de la luz y encima le damos un toque cool a la botella! ¡Perfecto! o tal vez no tanto…
El problema de siempre: la disipación térmica
Pero, ¿y el calor?. Aquí la cosa no estaba tan clara. Resulta que las superficies pintadas en negro mate son muy eficientes absorbiendo radiación electromagnética, particularmente aquella cuya longitud de onda se encuentra dentro del espectro visible. En otras palabras, el color negro, especialmente si es mate, atrapa la luz. Y esto, a su vez, tiene otra consecuencia más dañina, pues implica absorción de calor.
El tema de la falta de brillo no es baladí en absoluto. Incluso las partículas de carbono negro procedientes del hollín en las grandes ciudades absorben el calor solar y contribuyen a aumentar la temperatura de la atmósfera. A este respecto, podéis leer un artículo de la revista Nature bastante interesante pinchando aquí.
Todo esto nos llevó a pensar que, realmente, escogimos mal el color para nuestras botellas de aceite de oliva para regalo: el negro es elegante y resulta ideal para darle el toque ‘premium’ a un regalo gourmet. Es, de hecho, un continente perfecto, pero funciona francamente mal conservando la temperatura del contenido. Además, estrictamente, el negro ni siquiera es un color, sino más bien la ausencia del mismo. Por ello, en lugar de reflejar la luz, la absorbe.
Para salir de dudas lo mejor es probar
Como llevábamos tiempo sospechando, decidimos realizar una prueba totalmente casera muy reveladora. Tomamos una de nuestras botellas desmontadas, la llenamos de agua y la dejamos al sol junto a otra botella semi transparente tintada en marrón oscuro con acabado brillante. En ambos casos, sellamos bien el cuello para evitar problemas de convección térmica. El resultado nos dejó con la boca abierta. La temperatura del agua en la botella semi transparente era de 41,1 grados centígrados. En la nuestra, pintada en color negro mate, llegó a subir hasta los 42,6 grados. Repetimos la prueba un par de veces y la diferencia entre ambas botellas nunca bajó del grado. Esto puede parecer poco, pero para nosotros es más que suficiente.
El termómetro no engaña
Bye, bye, botellas antiguas!
En Bronze & Mora nos tomamos muy en serio la conservación del aceite de oliva, y en ningún caso vamos a sacrificar calidad por acabado. Por todo ello, teniendo en cuenta que somos una marca enfocada en la venta de estuches de maridaje y botellas de aceite de oliva para regalo, hemos decidido mantener los tonos oscuros, cambiando, eso sí, la botella pintada en mate por otra más común de acabado ‘glossy‘ y tonalidades marrones que refleje la luz solar y, con ello, el calor producido en la medida de lo posible. Os dejamos un pequeño ficticio con la imagen más o menos definitiva de nuestras nuevas botellas. ¡Esperamos que os gusten!
Tenéis un gusto impresionante!!! Son preciosas las botellas.